Usuario invitado
11 de noviembre de 2023
Es un edificio precioso, con una decoración clásica y unos jardines espectaculares desde donde puedes ver el Teide en todo su esplendor. Tanto el desayuno como la cena estuvieron muy bien. Y también a destacar el servicio y amabilidad de todo el personal. Lo peor, el mantenimiento del edificio. El ruido de la tarima de madera es insoportable, cruje en cada paso y no te deja descansar. El baño en general bien, grande y cómodo, pero con una ducha a la que literalmente se le caían los soportes y las juntas estaban ennegrecidas, el secador de mano no está colgado en la pared y supongo que en origen sería blanco, pero ahora está sucio, amarillento... En definitiva, detalles impropios de un hotel de esta categoría.