Usuario invitado
23 de abril de 2023
El edificio original, un bungalow de una sola planta, llamado "Barnes Hall", fue construido como residencia de vacaciones de Sir Edward Barnes, en 1828. A partir de aquí, ha ido evolucionando con el paso del tiempo, pero ha sabido mantener su aire colonial original. Frecuentado por las 'celebrities' nacionales está ubicado junto a un campo de golf. Las habitaciones son de corte clásico y cuando entras incluso se respira un aire de naftalina. Son grandes, muy claras y limpias. Los baños disponen de dos tipos de ducha y la señal de wifi es buena. Las comidas son tipo bufé y está muy bien provisto y mantenido. El personal es muy amable y diligente. El clima es fresco y es el paraíso del golf y las carreras de caballos. Una opción muy diferente al resto de hostelería del país, pero muy interesante