Usuario invitado
20 de agosto de 2023
Reservé este hotel por las opiniones que leí sobre él y por la garantía que me da la marca Meliá, pero tras la estancia, he de decir que me equivoqué con este hotel. En primer lugar por la zona donde se encuentra, rodeado de locales horteros para "guiris" que desde luego no es la más bonita de Ibiza. Además si se va con coche, es imposible aparcar, tanto por la zona como en el propio hotel. Cuando llegamos, había una persona en la entrada, que no fue nada amable y que nos dijo que no podíamos dejar el coche allí, sino tenemos el parking pagado, pero tampoco desde el hotel nos dieron más opciones de cómo pagarlo, simplemente no dijeron que no había sitio y que moviéramos el coche de la puerta. No conseguimos averiguar cómo poder reservar una plaza dentro del minúsculo parking del hotel, así que aparcar el coche todos los días fue un suplicio y nos limitó mucho el disfrute de la estancia. Una vez superado este primer contratiempo de la llegada en coche, realizamos el check in. En recepción nos atendió un chico de origen saharaui, no recuerdo su nombre, que fue bastante amable y nos hizo algunas recomendaciones interesantes. El hotel es una construcción antigua, sesentera, pero que se encuentra reformada en su totalidad, con decoración moderna y colorida. Eso sí, los ascensores, también antiguos, son muy pequeños y difícil de coger (de hecho en muchas ocasiones preferimos subir y bajar por la escalera que esperar el ascensor). La habitación en nuestro caso era la que llaman loft, con cama de matrimonio y sofá cama. En general estaba bien, decorada en colores claros, con minibar gratuito (agua y algunos zumos), zapatillas y albornoces. El baño también bien, (aunque eché en falta algún amenitie). El hotel no tiene grandes instalaciones ni jardines. La zona de piscina, no muy grande, da directamente a la playa, por lo que en ese sentido es muy cómodo, ya que pasas de la piscina a la orilla de la playa con cuatro pasos (literal). En la zona de la playa hay tumbonas, aunque no hicimos uso de ellas. La piscina no es muy grande, aunque suficiente, eso sí, para mi gusto cierra demasiado pronto, a las 19:30, hora en la que todavía apetece d**** un baño. Hay otra piscina en la sexta planta, junto al bar del rooftop, pero que no pudimos probar por ir con un menor. Respecto a las comidas, íbamos con régimen de media pensión, pero la verdad, el buffet fue de los puntos más negativos. Tanto en el desayuno como en la cena, fue una decepción tras haber leído tan buenos comentarios. En el desayuno el punto más negativo fueron las bebidas, los zumos eran de polvos disueltos en agua, muy malos y más para un hotel que indica que su buffet tiene "opciones saludables", lo menos que deberían poner es zumo de naranja natural. Respecto a la cena, tampoco nos convenció, ya que encontramos poca variedad, todos los días había lo mismo, y poca calidad (en plancha la única opción de pescado todos los días era perca, de los peores pescados que se pueden servir). Sólo había una